La orientación vocacional no es (o no debería ser) solo aquello de pasar un test para ver a qué te vas a dedicar.

Muchas veces nos encontramos con personas adultas insatisfechas con su profesión por no haber tenido una orientación adecuada.

Orientar en la vocación debería ir más allá.

Y no me refiero únicamente a conocer el mercado laboral y a saber qué te gustaría estudiar o en qué te gustaría trabajar.

La orientación vocacional empieza desde el principio: la infancia.

Empieza por probar tu potencial, aprender cuántas cosas puedes llegar a hacer, qué te gusta, qué no te gusta…

En definitiva, EXPERIMENTAR.

Lo ideal sería que desde la infancia te hubiesen permitido experimentar y conocer tus áreas potenciales de desarrollo, que te hubiesen invitado a promover tu autonomía e independencia y, sobre todo, te hubiesen enseñado a tomar decisiones.

Pero no. La realidad muchas veces es otra.

Después de toda la etapa primaria y secundaria diciéndote lo que tienes que hacer, te sueltan y te dicen «ahora a elegir» ¿elegir qué? ¿elegir cómo?

Y eso en el mejor de los casos ¿En el peor? Que decidan por ti.

Puede que una vez hayas llegado a la vida adulta hayas pensado «no quería haber hecho esto», «quisiera haber hecho esto otro»…

Si te encuentras en este momento y necesitas un cambio de rumbo, necesitas indagar en el principio: de dónde vienes.

¿Qué es lo que te hizo tomar ciertas decisiones? y, sobre todo, ¿Qué creencias son tuyas y cuales son impuestas?

La influencia de los demás en la decisión vocacional

Bien sabido es que familia y escuela son los dos grandes pilares en la vida de cualquier persona desde su infancia. Los lugares en los cuales más tiempo pasa (evidentemente) y donde se encuentran nuestros referentes.

También los lugares que pueden inclinar la balanza a tu favor o en tu contra.

Cuando te hacen pensar (o piensas) que no vales para estudiar

Como ya comenté en este post de Instagram «No valgo para estudiar» es una frase recurrente en algunas personas y que lleva consigo detrás un sentimiento grande de fracaso que pesa en el día a día.

En ocasiones es una frase que te repites tú mismo pero puede que sea lo que te han hecho creer desde la infancia.

Actitudes, miradas o comentarios con los que te han hecho creer que no vales tanto como creías. Parece que si no eres el «alumno o alumna excelente» no vales lo suficiente para estudiar eso que quieres.

Pero lo cierto es que el talento académico es uno entre muchos. Hay personas cuyo potencial no puede verse en la escuela, ya sea por miedos e inseguridades propias o transmitidas, porque no se sabe llevar a ese alumno al siguiente nivel o porque ese talento simplemente es secundario o inexistente en la escuela.

Lo cierto es que a todo el mundo se le da bien algo.

¿Problema?

El talento académico es necesario muchas veces para llegar a ser ese «algo» que te gusta y se te da bien: tienes que estudiar, es un trámite por el que tienes que pasar para llegar a ser lo que quieres.

A partir de ahí podrás empezar a aprender por placer, una vez hayas superado esa barrera.

Y, por supuesto, no es innato, a estudiar se aprende, tendrás que esforzarte más o menos que otras personas, necesitarás más o menos ayuda, más o menos tiempo…

Pero se puede.

¿Estás estudiando en la universidad, FP u oposiciones y no sabes como organizarte?

¿Estás a puntito de tirar la toalla?

ESPERA: NO LO HAGAS

PIDE(ME) AYUDA ❤️

Cuando te ves obligado a estudiar porque «hay que ir a la universidad»

La otra cara de la moneda: cuando te obligan a estudiar y no quieres.

Ir a la universidad no es necesario y tener una carrera universitaria no es la panacea (lo he dicho, sí).

Solo merecerá la pena si es el tránsito a lograr aquello que quieres: trabajar de lo que te gusta.

Sin embargo, en ocasiones se ve mucho aquello de «no quiero que mi hijo/a haga un FP, quiero que vaya a la universidad».

¿Quieres estudiar esa carrera por que te gusta o te apetece estudiarla? Estupendo, hazlo.

Pero ¿Cuántas personas adultas vemos frustradas porque eligieron estudiar lo que sus padres les dijeron que estudiaran?

Seguro que muchísimas.

Quizá algunas no se arrepientan, pero muchas otras sí. Por no decepcionar a otros acabaste haciendo aquello que no querías.

Por esto la orientación vocacional es importante. Para el que quiere estudiar en la universidad, para el que quiere hacer un FP y para el que no quiere estudiar o no sabe qué quiere hacer…

El año sabático: ¿de verdad es una locura?

¿Necesitas tomar un cambio de rumbo profesional y no sabes qué hacer?

Si no lo hiciste de joven cuando terminaste la etapa obligatoria, puedes hacerlo ahora. Si te lo puedes permitir, tómate un año (o unos meses) sabáticos y explora aquello que crees que se te puede dar bien.

Cuando somos adolescentes y no tenemos claro qué queremos hacer algunos deciden tomar un año sabático y puede que algunos padres se echen las manos a la cabeza, pero ¿merece la pena estudiar una carrera porque sí?

Yo creo que no, más cuando existen trabajos que podemos probar, que son necesarios y con los que no se necesitan estudios superiores. También existen voluntariados que pueden servir para ir probando y diferentes oficios que también son dignos de mención.

Cursos, formaciones varias… Hay muchas opciones.

Sin embargo, saber que el objetivo de este tiempo sabático no es NO HACER NADA (aunque a veces está bien no hacer nada). No me refiero a unos meses de descanso del trabajo.

Cuando hablo de año sabático, me refiero a un año de probar otras cosas, de tantear el terreno de formarte y poner foco hacia un nuevo rumbo.

Pero en fin, esto daría para otro post.

Equilibrio entre interés y demanda del mercado

Algo muy importante y que a veces se nos olvida: comunicar e informar sobre las distintas opciones de empleo: oficios, becas de formación, fp, universidad, voluntariado…

Además de la demanda actual del mercado, ya que hay profesiones u oficios olvidados que son necesarios. Igualmente, saber que hay ciertos estudios más demandados puede ayudar a decidir qué se quiere hacer.

Eso sí SIN OLVIDAR TUS INTERESES.

Para mí este equilibrio es importante por varios motivos:

  1. Conocer qué trabajos están más demandados permite saber dónde tendremos más oportunidades. Nos da información
  2. Al mismo tiempo, saber qué te gusta puede ayudarte a decidir, dado que el mercado laboral puede cambiar, por lo que quizá decantarte por algo simplemente porque en este momento esté más demandado puede ser un error

¿Cómo conseguir este equilibrio?

  • Parte de tus capacidades e intereses. Define qué se te da bien (capacidad) y qué te gustaría hacer (intereses)
  • Infórmate sobre lo que demanda el mercado (aunque este sea cambiante cierto es que hay cosas que no cambian y diversos oficios que siempre serán necesarios)
  • No tengas miedo a experimentar

¿Cambiar de profesión siendo adulto? SÍ se puede

Seguramente no sea tan fácil como al principio. Ahora tienes obligaciones, facturas, menos tiempo y más cansancio probablemente. Pero, si aún estás vivo, puedes.

Es duro llegar a la edad adulta y pensar ¿era esto lo que quería?

O pensar en los «y si…» ¿y si hubiese sido aquello que quería ser?

Jamás sabrás si tu vida hubiese sido distinta, pero sí puedes empezar a experimentar ahora aquello que quizá pudiste ser.

Ya sea dejando atrás el trabajo que te atormenta ahora mismo y empezando de cero, estudiando aquello que siempre quisiste estudiar o probar a hacer cosas nuevas en tu tiempo libre.

Hazlo a tu manera, pero inténtalo.

Conclusión: necesitas orientación vocacional

Como dije al principio, la orientación vocacional no debería ser solamente un test vocacional y ya está.

Como alumna, realicé un test de orientación vocacional en secundaria y no recibí ningún acompañamiento personalizado. Simplemente recibí los típicos resultados que te elabora la propia prueba, y ya está.

Menos mal que en mi caso tenía claro qué quería estudiar (o eso creía). Y los resultados simplemente corroboraron lo que yo ya sabía: que quería estudiar Pedagogía.

Como Pedagoga, he utilizado estos test estandarizados con adolescentes y son una gran guía para conocer los intereses de la persona pero no es la única herramienta que debemos usar.

Lo primero y fundamental es conocer a la persona y saber interpretar la información que nos dan estos test y para eso debemos tener una visión holística desde sus inicios, conocerle en profundidad y ayudarle a que se conozca a sí mismo (autoconocimiento).

Pero el acompañamiento (que se nos suele olvidar) es también fundamental. Ayudar a la persona a entenderse, a hacerse las preguntas correctas, a conocerse… Además de informar BIEN de las diferentes opciones que tiene: FP, Universidad, empleo público, empleo privado, profesiones u oficios…

En definitiva, nunca es tarde para cambiar de rumbo, para conocerse y para re-aprender.

No necesitas tocar fondo para reconstruirte desde cero.

Ángel Marín. Por si las voces vuelven.