Llega el temido examen, está cada vez más cerca y lo vas dejando para más adelante, “es problema de mi yo del futuro”, te dices.
Pero el curso ha empezado, no te has dado cuenta y… ¡aquí está el primer examen! Lo tienes mañana y no tienes ni idea de nada.
¿Qué haces? Elige entre estas tres opciones:
- No estudio nada, total ya no hay nada que hacer, voy a suspender
- Apechugo con mis decisiones, me esfuerzo un poquito ese día y al menos podré decir que lo intenté
- A partir de ahora me organizaré y planificaré bien para que no me pase la próxima vez
¿Qué tal el test?
¿Has dudado?
¿O, sabes claramente cuál es correcta?
Puede que hayas dudado entre la b) y la c), no hay problema, ambas son compatibles, pero… lo más importante es esto:
A partir de ahora me organizaré y planificaré bien para que no me pase la próxima vez
Puede que nunca te lo hayas planteado, o puede que sí. También puede que te lo hayas planteado y no lo hayas hecho, que esa es otra.
No eres raro eres humano: a todos nos pasa.
Pensar y plantearse las cosas es el primer paso, por lo que es muy importante, pero el siguiente lo es aún más: ACTUAR.
Por eso (como sé que quieres empezar hoy), te traigo estos consejos a los que llamo “claves de estudio”.
Clave 1. Reviso mi horario y calendario.
Para tener una buena planificación es importante utilizar las herramientas adecuadas.
Dos de ellas son el horario de lo que hacemos cada día (tanto el horario escolar como el horario extraescolar) y el calendario, donde apuntar las fechas destacadas (exámenes, entregas de trabajos etc.).

En este post te explico más en profundidad estas herramientas y cómo utilizarlas.
Por lo tanto, para poder organizarte bien, lo más importante es que sepas:
- Cuándo tienes cada clase (asignatura): día y hora (revisar horario escolar)
- Qué día será el examen (revisar calendario)
- Qué tiempo tienes para estudiar en casa (revisar horario extraescolar o personal)
Haciendo estas revisiones con el tiempo y la anticipación suficiente, podrás planificar qué estudiar o repasar cada día hasta que llegue el examen.
Lo bueno de hacerlo con tiempo es que podrás modificar la planificación periódicamente, si es necesario, en función de cómo avances.
Clave 2. Planifico el estudio hasta el día del examen.
Para organizar mejor el tiempo que vas a dedicar cada día al estudio, lo más recomendable será que planifiques el estudio con antelación, teniendo en cuenta dos cosas básicas:
- El temario que entra
- El tiempo del que dispones

Con una planificación previa, evitarás que te “pille el toro” y podrás estudiar un poco cada día, con calma e intentando aprender y disfrutar del proceso, en lugar de dejarlo todo para los últimos días y llevarte el sofocón y el agobio de tu vida.
No olvidemos que la planificación debe ser flexible y, por lo tanto, podrá modificarse y adaptarse según vayamos avanzando.
Clave 3. Cada día intento dedicar tiempo a repasar.
Recuerdo que cuando yo hice secundaria nos lo repetían hasta la saciedad: “Id repasando lo que veáis en clase”.
¿Lo hacíamos? La mayoría de las veces, NO.
Y ¿Qué pasaba? Que de repente el profesor decía “Examen el día X”. Y, claro, te llevabas las manos a la cabeza.
Empezabas a estudiar y no te sonaba nada, como si nadie te lo hubiese contado. Como empezar de cero.
Y es que resulta que con que nos lo cuenten no vale para que se nos quede. Nuestro cerebro necesita volver a ver esa información, es decir, recordar, para retenerla con mayor facilidad en el futuro.
Por eso, es importante que cada día, a parte de dedicar un rato a tareas o deberes, dedicar un tiempo a repasar algo que hayamos visto ese día.
Clave 4. Ordenar las tareas según la dificultad.
¿Tienes varias tareas para el mismo día y no sabes por cuál empezar?
Piensa primero en la dificultad de cada una y, después, ordénalas de más fácil a más difícil.
Una vez hayas hecho esto, organiza tu estudio siguiendo este orden:
- Dificultad media
- Máxima dificultad
- Fácil
Dificultad media: empezar por aquí te servirá como entrenamiento para abordar la tarea más difícil.
Máxima dificultad: como has empezado con la dificultad media tu concentración estará en el punto que necesitas para trabajar al máximo durante un rato.
Fácil: finalmente, tu concentración irá bajando poco a poco, por ello lo mejor será dejar lo fácil para el final por dos motivos:
- Estarás más cansado porque ya llevas un rato ¿te imaginas haber dejado lo más difícil para el final?
- Al ser una tarea fácil de hacer terminarás la tarde de estudio con sensación de haberlo hecho bien (sensación de logro).
Clave 5. Dividir el estudio en varias sesiones cortas en lugar de estudiar todo el mismo día.
Cuando tenemos examen, es fácil tender a apelotonar todo el estudio los días de antes.
Lo más probable si haces esto es que te acabes agobiando, te dejes cosas sin estudiar porque no te ha dado tiempo.
Además, es probable que tengas la cabeza hecha un lío de haberte metido tanta información de golpe.
Recuerda: NO SIEMPRE MÁS ES MÁS.
Estar 4 o 5 horas seguidas sin levantarte no va a hacer que recuerdes mejor la información, de hecho, puede ser contraproducente.
Por eso, lo ideal es empezar con varias semanas de antelación y dedicarle un poco de tiempo cada día.
¿Cuatro temas en una tarde? Mejor un tema cada día.
Clave 6. Estudiar cada tema como si fueras a dar una clase sobre él.
Puedes utilizar las técnicas que quieras:
- Esquemas y mapas conceptuales
- Resúmenes
- Lectura/repetición en voz alta
- Grabaciones de audio
- …
Utilices la que utilices, la repetición es fundamental para retener la información correctamente. Con leer una vez un tema es muy difícil sacarlo.
Por lo tanto, utiliza las técnicas que mejor te vengan, combínalas y, sobre todo, haz tuyo el contenido..
Repítelo con tus palabras y dale un sentido, hasta que no necesites mirar ningún papel para recordarlo.
Clave 7. El día antes del examen no tengo nada nuevo que estudiar.
Recuerdo cuando estaba estudiando el Grado de Pedagogía en la Universidad y llegaban los días de exámenes.
La gente estudiando con los apuntes en el metro y al llegar, los pasillos llenos de gente sentada, agobiada con un montón de apuntes por el suelo intentando rescatar toda la información posible. Exprimiendo hasta el último segundo de tiempo para seguir estudiando justo antes del examen.
Recuerdo que se preguntaban algunos temas unos a otros, intentaban resolver dudas de última hora con preguntas como “¿Tu crees que esto va a entrar? ¡Dios mío si no me lo sé!”.
Se respiraba ansiedad por los pasillos.
¿Qué hacía yo?
Dejaba los apuntes en casa, iba en el metro escuchando mi musiquita e intentaba llegar lo más justa posible para no tener que respirar la ansiedad de esos pasillos. Era llegar sentarme, Y PUNTO.
Y es que, como ya te imaginarás leyendo lo anterior, no tiene sentido estudiar justo antes del examen, lo que hayas estudiado ya lo tienes, no vas a conseguir nada más que agobiarte.
Por eso, siempre recomiendo y recomendaré que, en lugar de repasar la mañana del examen, hacer un repaso el día anterior.
Pero, para eso, tendrás que haber estudiado todo anteriormente: el día anterior debe ser el repaso final y el día del examen aprovecha para descansar o hacer algo que te distraiga y evitar el agobio y la ansiedad.
Y, si ves esa ansiedad de los pasillos, y te empiezan a entrar los nervios… ¡HUYE!
Vete a otro lado, tómate un agua, un café, un té, vé al servicio o date una vuelta. Lo que sea.
Si te ha gustado el post, no dudes en comentar o trasladarme tus dudas.