¿Conoces la doble excepcionalidad?

Hoy vengo con una importante reflexión de esas que tengo en momentos de gran claridad y lucidez mental (al menos así lo vivo yo).

La reflexión viene en forma de pregunta, y es la siguiente:

¿Es la invisibilidad de la doble excepcionalidad un factor que está afectando en la falta de identificación de alumnado con altas capacidades?

Los supuestos diagnósticos erróneos

En ocasiones, leo y escucho a profesionales que hablan de diagnósticos erróneos al referirse a alumnado que terminan identificando como de altas capacidades y que vienen con diagnósticos previos como TDA/H o Síndrome de Asperger (llámalo autismo de alto funcionamiento o autismo a secas, dependiendo del año de identificación y del profesional que haya identificado al sujeto en cuestión).

Ante esto, yo me pregunto si estos casos que tachamos de «diagnósticos erróneos» no fueran sino casos de doble excepcionalidad.

Con esto no digo que no existan los diagnósticos erróneos, que alguno habrá. Pero sí creo que, si el punto de mira es cerrado, si no abrimos la mente, no vamos a ver más allá de «es esto» o «es lo otro».

Y el problema es que, si no vemos todo el conjunto, no podremos atender la realidad integral de la persona y esta no podrá llegar a conocerse al completo y entender qué le pasa y cuál es su realidad. Con las consecuencias que eso puede suponer a lo largo de su vida ya no en el ámbito académico sino en el laboral así como en su vida personal.

Por no hablar de que lo primero que estamos haciendo cuando tachamos de erróneo un diagnóstico previo es desautorizar a un compañero o compañera de profesión que, cuanto menos, se merece el beneficio de la duda.

Veámoslo con un ejemplo…

Puede que un alumno fuese identificado como Asperger a los 9 años, no le haya ido bien (quizá por aquello del efecto Pigmalión), y años después se haya descubierto que tenía altas capacidades.

¿Lo primero que pensaríamos es «diagnóstico erróneo»?

Quizá lo primero que deberíamos plantearnos es «¿puede tratarse de una doble excepcionalidad?».

Y es probable que así sea (o eso creo, no he calculado la probabilidad exacta de que eso suceda pero estoy abierta a que alguien me ayude a calcularla o, mejor, que lo haga por mí y nos lo cuente).

Creyendo que es Asperger toda su vida pero sin conocer su otra realidad (la de las altas capacidades) puede que haya estado toda su infancia y adolescencia poniendo el foco en sus dificultades y no en su capacidad ni en su potencial.

Pero si desechamos el Asperger y decimos ahora que tiene altas capacidades pero no lo otro, sí, será consciente de sus posibilidades e irá «a por todas», pero puede que se encuentre con dificultades en el camino y piense «¿Pero yo no era de altas capacidades? ¿por qué no puedo lograr esto entonces? ¿Qué me pasa?».

Y esto mismo puede suceder con el TDA/H, con la dislexia, discalculia u otras «dificultades del aprendizaje».

¿Qué es la doble excepcionalidad?

Por si has llegado hasta aquí y no sabes qué es eso de doble excepcionalidad (o 2e), te explico.

La doble excepcionalidad existe cuando, además de las altas capacidades, tenemos otro diagnóstico o condición que puede estar «tapando» las altas capacidades.

Los más comunes (o, al menos, de los que más se habla) son altas capacidades-autismo y altas capacidades-TDA/H, aunque no podemos olvidarnos de la dislexia, discalculia y otras dificultades específicas del aprendizaje, así como otras dobles excepcionalidades que te comentaré más adelante.

Lo importante, educativamente hablando, es cómo estas dos condiciones pueden interactuar y cuales serían las consecuencias de conocer o no dicha condición, tanto en la infancia y adolescencia como en la etapa adulta.

Pueden darse 3 situaciones (Conejeros-Solar, et al, 2018):

  • Que la «dificultad» enmascare las altas capacidades, mostrando el alumno un rendimiento académico bajo, lo que probablemente propiciará que se le diagnostique por el déficit y no por la alta capacidad
  • Aquellos en que la alta capacidad destaca frente al déficit (al menos, académicamente hablando) y este no supone un problema ya que el alumno se centra en sus fortalezas
  • En un tercer escenario, tendríamos a aquellos casos en que ambas condiciones se enmascaran mutuamente y tenemos como resultado un alumno aparentemente adaptado y con unas notas dentro de la media (ni por encima, ni por debajo) y que probablemente no sea identificado de ninguna de sus dos condiciones

¿Por qué la doble excepcionalidad es tan difícil de identificar?

Revisando un estudio de meta-análisis Chileno de 2018, que recopila 22 artículos encontrados de los últimos 20 años (es muy poco en 20 años pero, al menos, es algo), la primera conclusión con la que nos encontramos es con que la coexistencia de las altas capacidades con las condiciones de TDAH y TEA realmente es más común de lo que pensamos (aunque no existan muchos datos de la prevalencia real).

Sin embargo, apuntan que «se puede apreciar una considerable variabilidad en los estudios existentes en cuanto a instrumentos y métodos utilizados. Asimismo, muchas de las investigaciones siguen usando el cociente intelectual (CI) en la identificación de la AC, y este no es el instrumento más sensible a las características de la doble excepcionalidad».

Es decir, que para poder identificar las 2e y darles la atención que necesitan lo primero es utilizar instrumentos de medida que se ajusten a las características propias de este colectivo que, por su parte, aún son bien desconocidas.

Vamos que no está fácil la cosa.

¿Cuáles son las particularidades de este colectivo?

Como ya hemos comentado, en ocasiones las altas capacidades actúan como «paracaídas» haciendo que las fortalezas estén por encima de las «debilidades» pero, en otras ocasiones, las dificultades tapan la alta capacidad.

Según las conclusiones de este mismo estudio, lo más característico de este grupo es la gran variabilidad entre sujetos.

Es decir, no hay unas características específicas comunes (o, al menos, no son fáciles de ver) y esto hace que los profesionales no sepan a qué atenerse y , como consecuencia, no se le identifique como AC y no se le ofrezca una intervención ajustada.

Por ejemplo, respecto al ámbito socioemocional, el alumnado AC-TDA/H, destaca especialmente por sus dificultades en el plano psicológico y la baja autoestima derivada de la doble condición.

Por su parte, en el alumnado AC-TEA, mientras que guardan rasgos típicos del TEA en lo que a interacción y comunicación social se refiere, son capaces en mayor medida de adaptarse socialmente en el grupo-clase y otros grupos de iguales.

En el ámbito cognitivo se concluye que:

«Destacan en este ámbito lo referente al descenso en la memoria de trabajo y los altos niveles de creatividad en el caso de AC-TDAH, los altos puntajes en habilidades cognitivas superiores de los estudiantes AC-TEA versus desempeños descendidos en habilidades básicas.» (p. 17)

Esto como ejemplo de que, cada grupo presenta unas características diferentes, por lo que la identificación como la intervención serán distintas en cada grupo.

Es decir, que ni siquiera podríamos elaborar una herramienta específica para la identificación de la 2e ya que las particularidades de cada combinación (AC-TEA, AC-TDAH y todas las demás) son únicas y están abiertas a una variabilidad enorme.

A lo que yo me pregunto…

¿Quizá deberíamos centrarnos en valorar a cada persona como sujeto único, teniendo en cuenta todas las opciones posibles?

Otros tipos de doble excepcionalidad

Por otra parte, no puedo terminar este post sin mencionar que, aunque las dobles excepcionalidades de las que más se habla en el ámbito educativo son las que tienen que ver con las dificultades del aprendizaje, el TDA/H y el autismo, es importante mencionar que no son las únicas combinaciones posibles:

  • La doble excepcionalidad puede ser altas capacidades + una O MÁS condiciones. Es decir, AACC+TDAH+TEA puede existir (así como otras combinaciones)
  • La 2e no es solo TDA/H, autismo o dificultades del aprendizaje sino también trastornos de la personalidad, afectivos o del habla y del lenguaje: trastorno bipolar, trastorno límite de la personalidad, trastorno negativista desafiante, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno específico del lenguaje, ansiedad, depresión…

TDA/H, autismo y alta capacidad a la vez ¿es posible?

De nuevo no se trata de una u otra. ¡NO HAY POR QUÉ ELEGIR! Abramos nuestra mente…

¿Acaso crees que no puedes tener diabetes porque tienes el colon irritable? ¿o que no puedes tener depresión porque ya sufres de ansiedad?

No todo es blanco o negro. Y menos cuando se trata de la mente humana.

Igual que es posible tener ansiedad y depresión al mismo tiempo o diabetes y colon irritable a la vez, así como todas estas cosas a la vez…

¿Qué nos hace pensar que la combinación de varias condiciones neuro-diversas no sea posible?

Es más loco pensar que no es posible que pensar que sí lo es. Al menos así lo veo yo.

Mi opinión sobre el asunto de la doble excepcionalidad

Debemos dejar de entender estos «diagnósticos» como compartimentos estanco.

En nuestro cerebro no hay un cajón para cada diagnóstico ni tenemos que elegir abrir solo uno.

Es que ni siquiera hay cajones, sería en sí mismo como un cajón desastre. Un desastre maravilloso con infinidad de conexiones y con ello infinidad de posibilidades.

Los diagnósticos son categorías que como seres humanos nos inventamos para comprender la realidad, por eso tenemos que mirar esa realidad como lo que es: algo susceptible de medir con pruebas objetivas pero, al mismo tiempo, susceptible a la interpretación, es decir, subjetivo.

Y es que la mejor combinación para evaluar condiciones neuro-divergentes es precisamente eso: combinar la objetividad con la subjetividad. Las pruebas objetivas y estandarizadas con la buena interpretación de un profesional abierto a diferentes posibilidades.

Si solo tuviésemos en cuenta la parte objetiva, bien podríamos dejar que una máquina hiciese nuestro trabajo y pasara los test por nosotros, total, vamos a hacerle caso a la puntuación objetiva que nos diga el omnipotente test es cuestión…

El buen profesional de la educación

Ser un buen profesional no es solamente hacer 4 años de carrera, ni tener muchos años de experiencia en el mismo sitio, haciendo siempre lo mismo y de la misma manera. Como tampoco lo es hacer 50 cursos de formación diferentes…

Ser un buen profesional es, teniendo tu base formativa, trabajando donde quieras o donde te sea posible, formándote de maneras diversas, ser, ante todo una persona con espíritu crítico.

Ya puedes hacer 100 cursos de formación, que si en dislexia, métodos de formación varios, autismo… Ya puedes haber hecho 500 evaluaciones psicopedagógicas que sin espíritu crítico estarás perdido. Puede que llegues lejos pero ¿de verdad crees que eso es lo que te hace buen profesional?

Lee, investiga por tu cuenta y, sobre todo, cuestiónate absolutamente todo. No solo tragues y repitas como un loro la información que otros te dan.

Ni siquiera te creas lo que acabas de leer en este artículo.

Siempre tengo que recordar que la Pedagogía es la ciencia de la educación.

Así que Pedagogos y Pedagogas, haced honor a vuestra Ciencia pero hacedlo bien: el equilibrio entre utilizar las herramientas que la Ciencia nos da y tener espíritu crítico para cuestionar si lo que la Ciencia nos dice puede estar equivocado y es susceptible de avance.

(Spoiler: siempre es susceptible de avance, es lo que tiene la Ciencia)

Lo que sabíamos en los 90 de altas capacidades no es lo mismo que sabemos ahora, por ende, podemos deducir que lo que sabemos ahora no será igual que lo que sepamos dentro de 30 años.

Sencillo.

Sobre el espíritu crítico

Y, para finalizar, no puedo sino terminar con una cita final de Carl Sagan, extraída del libro «¡Que le den a la Ciencia!» de Rocío Vidal, divulgadora científica en redes y gran defensora de lo que practico en este artículo y, sin duda, recomiendo a cualquiera: el pensamiento crítico.

Me da la impresión de que lo que hace falta es un equilibrio exquisito entre dos necesidades contrapuestas: un análisis escrupulosamente escéptico de todas las hipótesis que se nos presenten y, al mismo tiempo, una enorme disposición a aceptar ideas nuevas. Por una parte, sí solo se es escéptico, ninguna idea nueva calará, pues nunca aprendería nada nuevo y se convertiría en un viejo malhumorado convencido de que la estupidez gobierna el mundo. Y, además, por supuesto, encontraría pruebas que lo avalasen.

Por otra parte, si el pensamiento es virgen hasta la simpleza y no se tiene una pizca de sentido escéptico, no se pueden distinguir las ideas útiles de las inútiles. Si para uno todas las ideas tienen el mismo valor, está perdido, porque entonces, a mi entender, ninguna idea vale nada.

Carl Sagan

Fuentes:

Conejeros-Solar, M.L., Gómez-Arriaga, M.P., Sandoval-Rodríguez, K. y Cáceres-Serrano, P.A. (2018). Aportes a la comprensión de la doble excepcionalidad: Alta capacidad con trastorno por déficit de atención y alta capacidad con trastorno del espectro autista. Revista Educación, 42 (2).

Vidal, R. (2019. ¡Que le den a la ciencia! Supersticiones, pseudociencias, bulos… desmontados con pensamiento crítico. Editorial Plan B. Barcelona.

Otros enlaces de interés:

Doble excepcionalidad: Altas Capacidades ¿y algo más? – Bea Sánchez, Soy mamá valiente

Falsas Ideas (y fortalezas) sobre los niños con Doble Excepcionalidad. Paulina Bánfalvi, La Rebelión del Talento.